El jueves 9 de febrero, en La Verdad de Murcia editorial cercana a la Iglesia, se criticaba la Ley del Solo Si es Si como expresióń de una ideología (feminista) y se insistía en lo innecesario de tal renovación legal. La crítica a la redacción de esa ley, cuya aplicación ha permitido acortar condenas a violadores, por puros fallos que los juristas consultados no advirtieron, es totalmente legítima. Pero la ultraderecha y la derecha no condenan solamente esos fallos, sino el que se realice un cambio que aumente el efecto protector de una ley al evitar posibles atenuantes, como sucedió en el primer juicio a la Manada y otros casos en que la víctima, a veces bajo el efecto del alcohol o dragada no pudo oponer resistencia física. Los que critican establecer medidas más claras de protección de la persona como algo innecesario, ni siquiera tienen en cuenta los estudios sobre la actitud de un veinte por ciento de jóvenes que piensan que la sanción penal legal no debería aplicarse si se trata de actos sexuales en parejas (de hecho, muchos ataques a la integridad personal se producen en matrimonios, mi experiencia y la de otros amigos que confesaron durante años, es que quzá el mayor número de violaciones y abusos sexuales se da dentro del matrimonio.Los sacerdotes al estilo del Padre Rubio decían a la mujer que era su obligación moral, dar el débito conyugal – así lo sscribió en su diario una penitente del presunto santo.)..
El articulista de La Verdad pasa por alto simplemente esas cifras y hechos, así como la realidad de que hay más de siete mil denuncias anuales en nuestra España de esos atentados a la mujer, y es también sabido que aunque en datos obtenidos por encuestas siempre hay un margen de error, el número de denuncias es muy inferior a la cifra de los delitos reales. Este «olvido» de datos concretos no es excepción en los defensores de la Verdad contra la presunta ideologización de la lucha legal para reducir al menos el número de delitos a la persona femenina. En otro artículo que pretendía mayor rigor científico, pues reproducía la opinin de una profesional en psiclogía, se ponía de relieve, que desde que el Estado ha empezado a legislar en favor de las minorías de genero, ha aumentado cinco veces el número de adolescentes que acuden a consultorios con su problema de identidad de género. Lo que la profesional psicóloga callaba al denunciar esas consultas como simple moda juvenil, y había espacio suficiente en su artículo, es el dato de que precissamente en los adolescentes que toman conciencia de su modo de ser persona-trans el porcentaaje de suicidio es unas seis veces más elevado que en el ya elevaado número de jóvenes que se sucidan, y que supera al número también elevado de víctimas de tráfico. Una profesional en psicología, si aplica las ópticas conservadoras es incapaz de percibir el sufrimiento de esas personas a las que la sociedad niega el derecho a vivir su forma de ser persona. La discrimacion, al parecer, no tiene efectos dañinos pora el discriminado según los predicadores morales de esa publicación oficialmente seguidora de la doctrina de un Galileo al que se acusaba precisamente de atacar tales reglas discriminatorias.
Junto a esos silencios, un examen del lenguaje empleado revela también, incluso ee forma más clara, qué tipo de sesgo o de óptica se emplea en dichas «observaciones críticas». Lo más impotante, en mi opinión, para el caso de los Trans, es que los criticos emplean el término de «transexuales», y así fijan la atención del lector en sólo uno de los aspectos, evidentemente importante, pero no el principal: se trata de un individuo humano, a cuya «persona«se designaba hasta hace poco legalmente, uno de sólo dos géneros, y eso se hacía sin fundamento objetivo científico. Se ha querido encajar en la cómoda dicotomía de varón y mujer a personas cuya identidad persoonal no corresponde ninguna de ambas caataegorís.. Pero las lelyes reflejan el modo de pensar, el imaginario social como lo llamo Castoriadis yendo más alllá de su interpretacion como instituciones sociales. Y esto viene de antiguo y por eso, los movimientos antipatriarcales o de reconocimiento de la pluralidad inherente al ser humano tienen por delante décadas o siglos de lucha.
En el arcaico mito de Adan y Eva, que hoy sabemos es incluso anterior a a su formulación en escritura cuneiforme asirio-babilónica se formuló posiblmente el mayor dogma de del Patriarcado que nace en la revolución al Neolítico. Para dar más fuerza a su argumento formulado en lógica mitológica, los antiguos hacían intervenir a los dioses y su deseo de mantener distancia a los humanos. Los que argumentan, defendienco supuestamente La Verdad acostumbra polemizar contra el movimiento de lucha contra la discriminación, al atacar la renovación legal que mejore la situación personal de miembros de esas minorías. (es sabido que la mejor defensa es muchas veces un ataque), y su reducción del planteamiento de un problema humano a la dimensión sexual revela simplemente que carecen de argumentos.
El sesgo en la observación enfocada a la simplista distinción bueno-malo, es simplemente un método de observación inadecuado a la complejidad de lo observado. La elección dentro del arco iris de innumerables variantes de vivir la propia forma de ser persona, no sólo como con una inclinación sexual distinta de la mayoritaria en la campana de Gauss estadística, sino como confirma ya la investigación en Neurociencia que muestra la variación neuronal de formas de vivirse como persona es similar a la infinitud de variantes del Especto Autista (TEA). Se trata de que la complejidad del sistema neuronal cerebral, con unas cien mil millones de neuronas y unos diez billones de sinapsis, en una organización que la ciencia necesitará años para entrever sus estructurs y procesos. De hecho hoy, en estos dominios de la invesstigación, hoy nos encntramos en situación similar a la de los navegantes explorando por primera vez las américas. Pero evidentemente carece del minimo de rigor científico la forma en que no sólo la ultraderecha de ADN fascista, sino la derecha conservadora sigue viendo y condenando la forma de vida que eligen esas minorías. Es irrracional seguir aplicando esquemas dualistas de origen mitológico o pseudoreligioso para defender algo tan opuesto a la democracia y «libertad» (que tanto dicen defender), pero de la que excluyen a esos grupos minoritarios.
. No podemos entrar aquí en el estudiado en Ciencia de las Religiones Comparadas, pero precismente un articulista de Murcia podía al menos recordar que Ben Arabi, al que hoy se reconoce como quizá el mayor pensador de la edad de oro del Islam, no sólo fue crítico con algunas formulacones misóginas del fundador de su religión, sino luchó abiertamente contra el dogmatismo de los conservadores islámicos (de los que tuvo que huir desde El Andalus invadido por olas de algo así como yihadistas medievales. Fue por tanto, un claro defensor de lq legitimidad de formas plurales de vivir la sexualidad, y su discípulo y amigo Rumi, que es considerado como el mayor poeta místico del Islam, en sus obras en persa y en árabe continuó la linea de su maestro.
Aunque desde la muerte de Rumi en 1273, el mismo año en que falleció Tomás de Aquino, hayan pasado 750 años, según aquello de Hisoria Magistra Vitae, quizá podemos aprender de aquellos sabios. Los escritos de Tomás fueron quemados en público, aunque luego Roma rectificó y lo nombró su doctor máximo. Rumi que enseñaba en varios centros académicos ademas de su actividad como maestro religioso que le hizo crear la orden de los derviches danzantes fue criticado por los ultraconservadores, entre otros motivos por dialogar sin pretensiones de poseer la verdad absolut con representantes de las comunidades cristianas de armenios y bizantinos o con los miembros de las sinasgogas. El mundo islámico en que vivió dominado ya políticamente por los descendientes de Gengis Khan era un mundo multicultural de tolerancia, incomparable con la intransigencia cristiana y su Inquisición, y en él pudo surgir y desarrollarse esa Sabiduría, tambien influida en el saber venido de la cercana India propagado por el Budismo sobre todo en su vertiente sapiencial, el Prajna yal mismo tiempo en su guía de laacción compasiva, o lilántropica por la , el Karuna. . La histsoria se repite, igual que entonces la amenaza a la comunidad provino de los citados movimientos fundamentalistas, ahora estos criticos obsesionados con el Ayer, también se presentan como defensores de «valores» superiores. Ejemplos más conocidos, pues los ultras ibéricos ni llegan a poder formular claramente su ideología, son personajes como el hungaro Orban o el ruso Putin que atacan como productos de la decadente cultura democrática occidental la nueva apertura legal occidental como síntoma de perdida de valores tradioales. El make America great again, que en los seguidores de Trump lleva al renacer del racismo, ahora denominado supremacismo, o a decisiones del alto tribunadl, con miembros nombrados po el expresidente a negar el derecho constitucional al aborto, es una pandemiaa ideológica que afedta a los extremos de derecha e izquierda (ambos curiosamente se niegaan a una clara condena de la agresión de Putin, con el que comparten esos valores ultraconservadores) y animan a combatir por conservar un modelo social en que desaparecen legalmente las minorías, al mismo tiempo que predican xenofobia y llegan a penalizar a los que salvan naúfragos inmigrantes.
El problema de fondo en estas polémicas es el de la admisión de IGUALES DERECHOS para toda persona humana, independientemente de su toma de conciencia como persona «diferente» (que incluye, pero no se limita a sus inclinaciones sexuales). En Alemania, donde la presidenta Merkel educada en pensasmiento luterano muy estricto no llegó a admitir matrimonios de homosexuales, pero si admidtió que en el documento de identidad aparezcan : masculino, femenino, otros; ahora se prepara una revisin de su constitución, la Ley Fundamental en que se afirme explíticamente que todas las personas poseen los mismos derechos sea cual sea su identidad de género.
El problema tiene también una dimensión a investigar epistemológicamente. Todo observador en su observación del exterior no puede al mismo tiempo observar la externo y su propia actividad observadora. Es el efecto del punto ciego que no vemos que no vemos. En argumentación fundada sobre esas peculiares lógicas se crea la atmòsfera propicia a que sucedan casos el de aquella defensora del derecjp a la vida de los aún no nacidos que asesinó a la defenssora del derecho a la interrumpir el embarazo, La reaparición de la corriente ultraconservadora plantea exigencias de restblecimiento del viejo orden, con la misma radicalidad com que pensaba y actuaba el Gran Inquisidor de la novela Los Hermanos Kamarazov de Dostoyewsky: Si sigues predicando acercarte a esas minorías de leprosos, prostitutias y publicanos tendré que condenarte de nuevo a ser crucificado.